Las técnicas pasivas
Recordemos que son las técnicas pasivas las que nos permiten acceder a las ofertas de empleo visibles.
Sin más rodeos, comenzamos con la primera: el SEPE, ahora conocido como ECYL, en el que para recibir ofertas de empleo, será imprescindible que nos inscribamos en el paro, mejorando las ofertas cuanta mayor antigüedad se tenga en la lista de inscritos. Además, también nos ofrece una serie de cursos formativos para el empleo.
Después nos encontramos con las agencias privadas de colocación, que están financiadas con fondos públicos. En teoría no se paga por los servicios que ofrecen, pero hay unos costes por la gestión realizada. Siempre con "trampas y triquiñuelas"... En fin, continuemos.
Por último, están las Empresas de Trabajo Temporal (ETTs), las cuales contratan personas que no necesitan para cedérselos a otras empresas que les pagan por ello. El contrato de trabajo es con la ETT aunque se trabaje en otra empresa, y esto no podemos olvidarlo. Es un empleo temporal y con cierto grado de precariedad, aunque puede haber empleos de carácter indefinido, solo cambiando la empresa en la que se trabaja, pero no el contrato con la ETT. Es una forma rápida de encontrar empleo. Es interesante porque de esta forma puedes generar muchos contactos y dejar tu marca personal, resultando en futuras opciones de trabajo.
Respecto a las ofertas publicadas, estas pueden aparecer en cualquier medio. Su función es meramente intermediaria, en la que las empresas buscan trabajadores y estos portales actúan de intermediarios.
Suele haber 2 tipos: anuncios abiertos, en los que no se sabe en qué consiste el empleo o dónde se va a trabajar. Casi siempre son epleos malos, y en el peor de los casos pueden encubrir una estafa. Por otra parte, tenemos los anuncios cerrados, en los que se sabe el tipo de empresa, aunque no siempre el nombre de la misma. Los requerimientos de selección y condiciones de trabajo son conocidos, y aunque no cumplas las características que piden, es recomendable presentarse.
También podemos acceder al sector público, en el que encontramos funcionarios de carrera, interinos y personal laboral. Además, hay empresas subcontratas que ofrecen sus servicios a la Administración, pero no son parte del sistema público como tal. Los funcionarios pueden ser típicos, que van por titulación según se tenga la ESO, Bachillerato... o específicos, que necesitan una titulación específica.
Su procedimiento selectivo está basado en principios de igualdad, mérito y capacidad. Hay una fase de oposición, que consta de ejercicios variados dependiendo de la naturaleza del empleo, y una fase de concurso o méritos, que serán decididos en cada convocatoria y cómo se realizaran. A medida que ascendemos de categoría se complican más. Para alegar estos méritos se necesitan justificantes y certificados para que sean valorados.
Al opositar, es recomendable ver cómo han sido las convocatorias anteriores para guiarnos, pero hay que tener presente que esto puede cambiar. Los sindicatos suelen tener información y darnos pistas. Además, en el Portal de Empleo Público están publicadas las fechas, requisitos... pero primero tenemos que comprobar si cumplimos con los requisitos y ver las convocatorias (temario, fases, ejercicios...) para ver si alguna nos interesa y toda la información relevante. Hay que presentar la solicitud en tiempo y forma, y mirar si se está en las listas de admitidos o excluídos, teniendo opción a subsanar errores. Cabe destacar que no todos los que aprueban superan el proceso selectivo: hay aprobados sin plaza, que aparecerán en listas de sustituciones en las que conseguirán puntos para tenerlos en cuenta en los procesos selectivos.
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