Tipos de asistentes de las reuniones y la motivación
En toda reunión que se precie debe de haber una serie de personas que aporten diferentes ideas, tengan diferentes tipos de vista, etc. Pero lo cierto es que no podemos escoger cuáles de ellos asisten a la reunión, por lo que nos podemos encontrar diferentes tipos de asistentes:
- Sabelotodo: persona que impone su opinión porque se cree que es el más listo. Debemos conseguir su aportación, pero sin dejar que monopolice la reunión.
- Discutidor: suele contar con la simpatía del resto al enfrentarse al jefe. Debemos intentar controlarlo antes de que se salga de control.
- Opositor: similar al caso anterior, pero se opone a cualquier idea propuesta. Al igual que el anterior, hay que controlar sus aportaciones, ya que está bien tener otros puntos de vista, pero no continuamente y con intención dañina.
- Pedante: similar al sabelotodo, pero sin contar con la simpatía del resto. Hay que dejarlo participar, pero limitando dicha participación para que hablen otros.
- Locuaz: nos puede quitar el tiempo de la reunión. Aunque tenga buenas intenciones y sus ideas sean interesantes, hay que saber cortarlo para que otros puedan participar.
- Charlatán: no para de hablar tanto de cosas productivas como de las que no lo son (que suelen ser la mayoría). Debemos intentar centrarle en el tema y cortarle cuando haga perder el tiempo.
- Tímido: tenemos que controlar al resto para que pueda intervenir y animarlo a participar. Procuraremos preguntarle sobre temas de los que controle más para propiciar su participación.
- Obstinado: ve las cosas de una sola manera. Hay que intentar razonar con él pero sin perder demasiado tiempo de reunión.
- Participante responsable y modelo: es el perfil que se debería tener cuando asistimos a una reunión, aportando constructivamente y ejecutando los acuerdos y compromisos de la reunión.
Cambiando de tema, ahora trataré la motivación, que implica tener motivos o ganas para hacer algo. Como humanos que somos, nos motiva aquello que nos hace sentir bien, y nos desmotiva (nos quita las ganas de hacer algo) lo que nos hace sentir mal. Primero cubrimos las necesidades básicas, luego las de seguridad... No podemos cubrir las necesidades superiores sin cubrir antes las de más abajo.
Entonces, no podemos motivar a alguien a que haga más si su sueldo es muy bajo y las condiciones de trabajo malas. Hay trabajadores que no tienen nigún tipo de motivación y otros que ya están motivados. Lo cierto es que la motivación funciona por comparación con otros. Por ello tenemos que tener en cuenta los factores higiénicos (sueldo que permita vivir) y los motivadores una vez que los primeros están cubiertos.
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